Bienal de Arte Joven

Guerrilleras, Carolina Favre

Mejores deseos, Mariel Uncal

Como llenar un bache, Lukas Alienígena

El futuro es como la gelatina, transparente

Curadores: Elisa Strada, Luis Terán y Laura Spivak

Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires

2022

Lxs artistas seleccionadxs por la presente edición de La Bienal para los proyectos de muestra individual, trabajaron durante cinco meses en los talleres ubicados en el Centro Metropolitano de Diseño. Allí no solo compartieron el espacio sino también conversaciones acerca del hacer y pensar de sus prácticas artísticas. Semanalmente nos encontramos con ellxs con el objetivo de acompañarlxs durante un intenso proceso creativo al que generosamente nos invitaron a participar. Así cada miércoles tuvimos la oportunidad de asomarnos a los intereses y preocupaciones que lxs rondan y observar como estos derivaban en únicos proyectos.

Lukas viaja y dibuja. Recorre y observa con sutileza y acierto los barrios del conurbano bonaerense. Fascinado por las escenas a las que asiste diariamente en González Catán, Virrey del Pino y Esperanza, recolecta imágenes y objetos, algunos de ellos de indescifrable procedencia, que le dan sentido y soporte a sus obras. En esta oportunidad, sus dibujos protagonizados por personajes humanxs y no humanxs, cobran una nueva dimensión narrativa y espacial.

Carolina explora formas, materiales y conceptos provenientes de la historia del arte, la arqueología, la arquitectura y la vida cotidiana. En esta exposición presenta una familia de esculturas contundentes, con cavidades y protuberancias, que evocan senos, anos, bocas y ojos. Presencias que se extienden en un mismo espacio interactuando entre ellas, y con el público. Sus obras encuentran un delicado equilibrio entre la fragilidad y la fuerza, entre lo circunspecto y el absurdo.

La obra de Santiago despliega múltiples capas de ideas, situaciones y referentes derivadas de las bellas artes, las artes decorativas y el diseño. En esta muestra compone el espacio con materiales en estado crudo (una planta, un pliego de goma eva) y con elementos manufacturados (flores artificiales o una comida de caucho en miniatura), que edita meticulosamente, como un virtuoso alquimista de materiales que atraviesa pantallas y épocas.

Mariel se apropia de ciertas estéticas populares y las exalta. Se detiene especialmente en aquellas versiones de personajes populares de la industria del entretenimiento infantil que aparecen en calesitas, kioscos, carnavales; representadas a través de conocimientos informales y resistencias estéticas y personales de los márgenes de las ciudades. Ella se apropia desprejuiciadamente de lo ya apropiado, traduce lo ya traducido, mientras arroja una incógnita en forma de nebulosa, sobre las proporciones y características específicas de los personajes que adornaron nuestros momentos de recreación en espacios públicos y colectivos.