Trampas, tarjetas, piojos y dinero

Ruben Santiago (Esp) y Federico Zukerfeld

Curadora: Laura Spivak

CCEBA, Centro Cultural de España en Buenos Aires

2010

Irreverente, como si nunca le hubieran enseñado que con las cosas serias no se juega, Federico Zukerfeld pone en escena situaciones que dejan al espectador en un estado de contradicción tan absurdo como lo es el mundo en el que vivimos. Pobreza, desigualdad, exclusión, distribución de la riqueza, son temas que no solo le preocupan, sino que lo ocupan de tal forma que no puede hacer otra cosa que transformarlos en su objeto de trabajo. Lo mismo le sucede a Ruben Santiago, quien a través de una rigurosa investigación que incluye documentos científicos, estadísticas y economía de mercado, desarrolla un discurso crítico sobre los esquemas de poder que regulan las sociedades contemporáneas.

La video instalación Pobres ricos de Federico pone en evidencia lo relativo de conceptos como pobreza y riqueza, al ser en sí mismo un juego de palabras entre el uso de ambas como adjetivo y sustantivo. Son conceptos antagónicos, al mismo tiempo que reconocen que hace falta muchos pobres para que haya ricos y algunos muy ricos para que haya pobres. Y deja abierta una pregunta ¿puede uno estar en el lugar del otro?

En Trampa de dinero, los billetes son tan falsos como objeto dinero, como  son verdaderos como objetos de arte. Siendo tan solo pequeños papeles numerados en serie e impresos con ilustraciones y colores, son el objeto por excelencia, porque tiene la propiedad de comprarlo todo. Es la esencia representada del poder. Y es también el reflejo de una ilusión, y de una trampa.

Las tarjetas de crédito de Ruben provienen de hurtos realizados por delincuentes comunes. Al igual que los billetes, cada tarjeta posee una carga de representación que sobrepasa su propia materialidad. Supone además la narración de un episodio, posiblemente violento, como es el robo. Esto revela el origen traumático de todo trasvase de capital no consensuado entre las partes implicadas.

Pocas expresiones del castellano referidas a la distribución desigual de los recursos poseen connotaciones tan culturalmente ofensivas como el término piojoso. Así, un sustantivo como piojo es adjetivado para referirse de modo despectivo a los grupos sociales que viven en situaciones de exclusión, de modo que mediante el uso del lenguaje, se afianza una visión endémica y determinista de los desequilibrios actuales.

Tarjetas de crédito y piojos son los disparadores mediante los cuales Ruben acerca espectros sociales históricamente desencontrados. Si en el inicio de su implantación como modo de transacción económica la posesión y uso de la tarjeta de crédito suponía un indicativo de status social, en el presente el endeudamiento generado por el dinero a crédito y la sublimación del consumo, unifica a individuos y grupos sociales. Del mismo modo, los piojos, que según alguna concepción definían a las clases menos pudientes, han extendido su presencia a las clases más privilegiadas. Ambas situaciones reflejan mutuamente similitudes y divergencias.

Esta muestra propone un lugar de encuentro, un intento de abrir un espacio para la puesta en común de temas sobre los cuales es necesario seguir pensando.

Laura Spivak, 2010.