Pre y post verdad ¿ficción vs. mentira?

Andrés Argüelles Vigo, Cecilia Carrión, Clara Best Núñez, Giancarlo Valverde, Hernán Hernández Kcomt, Lesly Egúsquiza, María Abaddon, Samuel Chambi Flores, Sheila de la Cruz y Teté Leguía

Curadora: Laura Spivak

Centro Cultural PUCP, Lima, Perú

2019

Ya no importa qué es lo que se cuenta, sino cómo. Todo puede ser cierto y falso a la vez. Sobre los hechos hay tantas versiones que se pierde la noción de lo que las generó. La era de la post verdad se presenta como un escenario incierto, vacilante y de múltiples realidades. Frente a esto nos preguntamos: ¿Cuál es el rol de los artistas? ¿cómo se enfrentan a esta nueva contemporaneidad? ¿cuán importante es para ellos la verdad? ¿y la mentira? ¿existe una única verdad? ¿cuál es el lugar de la ficción? ¿cómo se ve reflejada esta nueva realidad en sus obras?

En esta edición de Pasaporte para un Artista, Andrés Argüelles Vigo, Cecilia Carrión, Clara Best Núñez, Giancarlo Valverde, Hernán Hernández Kcomt, Lesly Egúsquiza, María Abaddon, Samuel Chambi Flores, Sheila de la Cruz y Teté Leguía deciden trabajar sobre sus contextos más próximos; los personales, los locales, los regionales. Es por eso que se detienen y analizan minuciosamente ciertos aspectos del pasado y el presente del Perú. Sus miradas sobre los acontecimientos más que sumar nuevas interpretaciones, los revelan, los cuestionan, al mismo tiempo que emiten una señal de alerta. Sus obras ponen la realidad en evidencia.

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¿Cómo se construye un ícono? Andrés trabaja sobre la imagen de Tupac Amaru, identificando y señalando cada uno de los elementos con los que generalmente se lo representa, como el sombrero, cuya presencia o ausencia le otorga una apariencia más burguesa o indigenista; el medallón y la vara, símbolos incaicos de status social y guerra; o el caballo, cuestionado en este contexto por su origen español. En esta obra, Andrés intenta revelar cómo la imagen de los personajes más emblemáticos de la historia del Perú se construye en función de ciertos objetivos políticos y con la intención de usarla como medio para expresar ideas o mensajes particulares. En consecuencia, la manipulación y utilización de estos íconos los termina despojando de profundidad, los vacía de contenido y los aleja de lo que quizás fueron alguna vez, sus propósitos originales.

Cecilia busca reconstruir su identidad a partir de reconocerse en otras mujeres. Ella es el patrón, la matriz. Partiendo de sí misma imagina posibles filiaciones. Por eso, fotografía mujeres trigueñas, de pelo negro, que tienen una fisonomía similar a la suya y común a la mujer peruana. Su motor de búsqueda es su propia historia de vida, cuyos orígenes desconoce. Sin embargo, su objetivo no es volver atrás para reconstruir una cronología objetiva de los hechos, sino reafirmar su propia identidad a partir de la reedificación de una identidad colectiva. Cecilia diseña e imprime afiches con la imagen de las mujeres que va descubriendo y registrando en la ciudad con el fin último de multiplicarlas y, de este modo, visibilizarlas, destacarlas, en un contexto en el que las sociedades globalizadas intentan permanentemente igualarnos, normalizarnos.

A través de su proyecto, Clara cuestiona el concepto de nación y de peruanidad en un territorio que alberga múltiples y diversas culturas y comunidades. En ese sentido, problematiza la idea de entender al Perú como una única nación y decide trabajar con diferentes colectivos para tratar de comprender cómo y con qué se identifica cada uno de ellos. Con este propósito, Clara realiza talleres en escuelas, que son las que desde nuestra primera infancia nos inculcan una idea hegemónica de estado, patria, territorio. En los talleres, la artista junto con los estudiantes confecciona arpilleras con las que intentan responder a las preguntas que se plantea sobre la peruanidad.

Giancarlo parte de la fotografía de un agricultor siendo arrestado por la policía mientras llevaba un arma casera en su mano derecha. La foto fue tomada en una manifestación anti minera y se transformó en la expresión más extrema de cómo una imagen puede ser armada y manipulada en pos de responder a intereses particulares de ciertos poderes. En torno a esta fotografía se construyeron múltiples relatos, que fueron los que alentaron la ficción de un terrorismo anti minero. Con el paso del tiempo, esa imagen fue desarmada por los diferentes medios, se analizó su recorrido y se comprobó que el arma fue plantada. Esta misma deconstrucción de la noticia y de la fotografía es lo que hace Giancarlo en su obra, aislando y destacando textos e imágenes. De esta forma, no solo deja al descubierto una práctica cotidiana de manipulación de las noticias y la opinión pública, sino que también visibiliza las graves consecuencias sociales y ambientales que produce el avance de la minería, amparada bajo cierta idea de progreso.

Ciertos sucesos de la actualidad y la historia reciente destacan especialmente porque, a través de ellos, se expresan posiciones diametralmente antagónicas. Estas posiciones revelan perspectivas distintas sobre temas generalmente vinculados a la política, la corrupción o la religión, entre otros. Para Hernán si bien los hechos en sí son significativos -precisamente, por eso, realizó una meticulosa selección de los mismos-, lo que intenta destacar a través de su trabajo es cómo la diferentes posturas devenidas de dichos acontecimientos se vuelven intransigentes y no solo escapan muchas veces a la razón, sino que eliminan cualquier posibilidad de diálogo y entendimiento.

Lesly investiga los feminicidios que, de manera alarmante, siguen ocurriendo en la región. Estudia sus patrones y métodos frecuentes según el país de que se trate; recoge testimonios, reportajes y reconstrucciones. Luego, selecciona algunos casos para relatar la historia de una mujer que ha desaparecido. Una mujer que es todas las mujeres. Las que fueron y las que serán asesinadas por hombres envalentonados por sociedades que, de una forma u otra, aún los alientan. Sociedades en las que la violencia está normalizada y arraigada a lo largo de su historia. La obra de Lesly propone una ficción. Una ficción que es tan cruda como real.

María parte de una experiencia personal que no es más que la de muchas mujeres que deciden ser madres y atraviesan no solo un parto, sino todo el derrotero médico que implica llevar adelante un embarazo. Su obra es casi una catarsis, una denuncia, un medio para dar visibilidad al ejercicio del poder, que se ve amplificado en situaciones de vulnerabilidad. La medicina parece enunciar verdades inapelables. Eso la coloca en un lugar de superioridad que puede alentar la posibilidad de un diálogo desigual entre médico y paciente. Por esta desigualdad, muchas veces las emociones y los mensajes y señales que emite el propio cuerpo pueden ser soslayadas. La obra de María es tan bella como dramática y visceral, tanto como lo es cualquier nacimiento.

Si el país fuera una persona, ¿cómo luciría? Esta es la pregunta que Samuel le hace a un conjunto de individuos, al tiempo que les entrega un cuestionario similar al que utiliza la policía de investigación para elaborar el identikit de un sospechoso. Este conjunto de personas refleja proporcionalmente y, en pequeña escala, los resultados que arrojó el último censo en cuanto a género, edad y ubicación geográfica de los habitantes. El resultado de su trabajo es una curiosa serie de retratos de un Perú humanizado, a partir de la cual es posible reflexionar sobre cómo los ciudadanos perciben su país.

En la Edad Media y el Renacimiento, así como en las colonias virreinales, algunas personas se hacían retratar en pinturas formando parte de escenas religiosas para demostrar públicamente su fe y su status dentro de la sociedad. Interesada por esta práctica y por el uso social de la imagen religiosa y su poder para reproducir el dogma, Sheila observó que esta costumbre se veía reactualizada en las redes sociales: Páginas de fieles o de organizaciones que, entre otras cosas, publican fotomontajes digitales de sus feligreses en escenas de similares características. Por ello, Sheila decidió crear una página de Facebook con el nombre Santa Rosa de Lima para indagar, a través de ella, cómo se manifiesta la religión en los nuevos medios y cómo los seguidores se relacionan entre ellos y exponen su intimidad. De la misma manera, esta obra permite analizar qué roles juegan la veracidad, la credibilidad y el engaño en las redes sociales.

Para Teté, las diversas plataformas virtuales que ofrecen herramientas de generación de imágenes son instrumentos de trabajo que brindan nuevas y múltiples posibilidades creativas. Por eso decide experimentar con el Autodraw, y realiza dibujos abstractos que dicho programa traduce a una imagen definida, clara y universal. Este programa se presenta a sí mismo como una herramienta que ayuda a quien lo desee a crear cualquier cosa visual y rápida, es decir ¿a dibujar? Lejos parece haber quedado aquella concepción del dibujo como algo innato y accesible, que todos podemos y sabemos hacer, y al que recurrimos incluso antes de aprender a escribir para expresar nuestras ideas, deseos e imaginarios. Porque en programas como el Autodraw los dibujos son mediatizados por algoritmos que los estandarizan quitándoles cualquier rasgo de personalidad y singularidad. Sin embargo, Teté se aproxima y utiliza este nuevo universo de recursos y posibilidades, por momentos contradictorio, para crear una poesía visual tan propia como azarosa e incontrolable.

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Pinturas, fotografías, videos, instalaciones, dibujos, maquetas, arpilleras, estampas son algunos de los formatos y recursos que adoptan los artistas para expresar su mirada sobre un presente complejo y diverso. De posiciones y relatos enfrentados y muchas veces irreconciliables. De dobles discursos. De herramientas tecnológicas creadas para controlar y confundir. De imágenes distorsionadas. De mentiras sobre expuestas y verdades ocultas. Con más medios pero menos comunicados.

Y dado que hablar del presente es de alguna manera develar el futuro, resulta casi inevitable intentar imaginarlo. En este contexto, si bien hay muchas formas de hacerlo, una muy recurrente es la que aventura un porvenir distópico, en el que las contradicciones actuales son llevadas a sus consecuencias más extremas: novelas, cómics, series y películas recogen esta idea para crear historias y sagas interminables.

Sin embargo, también hay otras formas posibles de arriesgar desde el arte, diferentes representaciones sobre el futuro. Como aquellas que surgen -además de la ficción- de exponer, cuestionar y problematizar los acontecimientos del pasado y del presente, tal como se nos revelan. De una u otra forma, lo que se manifiesta de manera contundente es la relevancia del rol de los artistas no solo como artífices, sino también como intérpretes fundamentales de esta realidad.

Laura Spivak, 2019.